La cultura del emprendimiento yanqui suele aportar argumentos a muchos relatos de cine sobre éxito empresarial, de hombres hechos a sí mismos, de imperios levantados tras superar todo tipo de dificultades dignas de evocar. Para su regreso a la dirección, y con esta temática como fondo narrativo, Ben Affleck tira del ‘basado en hechos reales’ para una cinta episódica cuya gran acogida en los test screening la catapultaron a las salas antes de llegar a su predestinado estreno en plataformas. Y es muy probable que el éxito de Air radique más en su forma que en su fondo. No es una gran historia épica y tampoco la intriga acerca de su resolución sirve de reclamo al contar una anécdota empresarial de los ochenta bastante popular a poco que se conozcan sus protagonistas: Michael Jordan, la marca Nike y el indisoluble maridaje comercial entre ambos tras la eclosión del primero como la mayor estrella de la NBA. Le ocurre como a otra película de temática deportiva como Moneyball (2011, Bennett Miller), de la que claramente es deudora, en la que los diálogos de Aaron Sorkin sostienen todo el interés dramático más allá del relato sobre béisbol.
Air contextualiza al espectador con el socorrido recurso de una sucesión de imágenes documentales de la época mientras suena el Money for nothing, una conocidísima canción de 1985 de los Dire Straits cuya letra entronca a la perfección con la propia historia de la película. Porque, al fin y cabo, el cazatalentos Sonny Vaccaro (Matt Damon) apostó todo el dinero de la maltrecha división de baloncesto de Nike a una corazonada, a la idea de que Jordan cambiaría para siempre las reglas del juego de los patrocinios deportivos y el de las relaciones entre marcas y estrellas del deporte. Al personaje de Damon le acompañan otros tres claves en esta historia coral: Rob Strasser (Jasson Bateman), Howar White (Chris Tucker) y Phil Knight (Ben Affleck), quienes ocupaban distintos puestos dentro de esta multinacional de la ropa deportiva sin pedigrí en el basket por entonces.
Al otro lado de esta historia de seducción por la vía del marketing se hallan los Jordan y su entorno. Y ahí se alza con su interpretación una gran Viola Davis ejerciendo de matriarca y férrea directora de la carrera de su hijo, un Jordan al que sólo vemos de espaldas y sin una sola línea de diálogo durante todo el metraje. Sí aparece, aunque en un lugar secundario, el padre del jugador, James Jordan (Julius Tennon), y también cuenta con cierto protagonismo el agente de la ex estrella de los Bulls, David Falk (Chris Messina), quien protagoniza varios pulsos dialécticos con Vaccaro por los métodos pocos ortodoxos de éste al aproximarse al entorno del jugador.
El contenido metraje redunda en el buen sabor de boca que deja esta cinta bien escrita, redonda en su recreación del hambre empresarial de la América de los ochenta y con unas interpretaciones ajustadas a la perfección a su relato. No tiene el colmillo ni el ácido sentido del humor de la magnífica serie de HBO Tiempo de ganar (Winning Time), también inspirada en otra historia de la NBA, pero Air se disfruta y sigue con interés pese a ser sólo una lúdica anécdota sobradamente conocida.