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Dos Coreas: tan cerca, tan lejos

Dos perfectos desconocidos que, para el periodista y escritor Bruno Galindo, autor de “Diarios de Corea” (Debate, 2007), tienen más en común de lo que ellos mismos piensan ya que “son un mismo pueblo” pese a sus abismales diferencias. Galindo, uno de los pocos privilegiados que ha logrado entrar en Corea del Norte, puede que el país más hermético y autárquico del mundo y destacado miembro del “eje del mal” de Bush, nos cuenta de primera mano sus impresiones de tan especial viaje.

Autor/es: Bruno Galindo
Título: Diarios de Corea
Editorial: Debate
496 páginas, 21’9 euros.

Bruno Galindo, reputado periodista (durante más de 10 años coordinador de contenidos y redactor jefe de los suplementos El Semanal y Tentaciones de El País así como prolífico articulista en numerosos medios) y escritor (“Lunas hienas”, “África para sociedades secretas”, “Duna 45”, “Vasos Comunicantes” y ahora “Diarios de Corea”), tiene mucho que decir sobre Corea. Gracias a la Asociación de Amistad con Corea (KFA), formó parte de la sui géneris “Primera Marcha Internacional por la Paz y la Reunificación de Corea”, una iniciativa publicitaria por la que la restrictiva República Popular Democrática de Corea del Norte abrió sus puertas a un grupo de periodistas extranjeros, eso sí, con el pestillo echado y bajo estricta vigilancia. Pero mejor que nos lo cuente el propio Galindo.

— ¿Es una falsa impresión mía o entrar en Corea del Norte te resultó menos complicado de lo que pudiera parecer?

Una asociación internacional de amistad con el pueblo norcoreano, curiosamente relacionada con España su presidente es un catalán facilita la entrada al país a quien muestra interés por ello y, claro está, paga su billete. Es curioso que más de la mitad de la gente que paga su señal luego no va. De eso se desprende que mucha gente sucumbe al miedo a una experiencia terrorífica (cosa que por otro lado está garantizada). Tu impresión está fundamentada: no fue tan difícil.

Kim Jong-il.

«No puede caber la duda de que Kim Jong Il es un supervillano, a pesar de que la caricaturización devenida de la “ejedelmalización” de Corea del Norte cause, a veces, efectos de filia».

— ¿Es un país tan diabólico como lo pintan? ¿Qué opinas de Kim Jong-il, un personaje cuya imagen es poco más o menos que la de un supervillano?

Desde mi punto de vista sí es diabólico. ¿No es perverso que no te dejen salir de tu país? ¿Imaginas vivir en un país donde te despiertan con una sirena? Es difícil imaginarlo, pero ¿qué pensarías si tus autoridades te estuvieran recordando constantemente que vives en el paraíso? No puede caber la duda de que Kim Jong Il es un supervillano, a pesar de que la caricaturización devenida de la “ejedelmalización” de Corea del Norte cause, a veces, efectos de filia.

Eres de los que piensan que Estados Unidos no puede ser la solución del conflicto coreano por ser parte del problema. ¿Podrías argumentarnos esta opinión?

Estados Unidos jugó algo más que un papel clave en la división de la península coreana en 1945, se instaló entonces en la parte Sur y aseguró su papel estratégico en la región auspiciando una serie de férreas dictaduras que han durado décadas. Aún tienen 34.000 soldados en el país, que forman parte de un escudo que sigue hacia el Sur con presencia en Japón, Filipinas, Taiwán… ¿El objetivo? Controlar el crecimiento de China. País que, por otro lado, sí puede jugar un papel clave en una eventual reunificación, pues por un lado está a un paso de equipararse a la potencia americana, y por otro tiene buenas relaciones tanto con Pyongyang como con Seúl. Los chinos tienen la llave. Pero la utilizarán cuando les interese.

— El marxismo ha sido históricamente uno de los conceptos más interesadamente adulterados de la historia, una ideología fácilmente maleable para regímenes y movimientos independentistas de toda condición. En el caso de Corea del Norte, la mutación se ha materializado en la filosofía “Juche”. ¿Podrías explicarnos brevemente en qué consiste?

Muy acertado lo que dices. El Juche es una peculiar síntesis del marxismo-leninismo del ala más dura con el ideario confuciano, sistema ético de gran calado en Asia Nororiental. Entre otras cosas Confucio dictamina que el hijo debe respetar al padre, moralmente capacitado para tomar decisiones. En eso se justifica tanto la dictadura norcoreana —Kim Il Sung, “Presidente Eterno” desde su muerte en 1994, es el Padre de Todos los Coreanos— como en el hecho de que las principales empresas surcoreanas de toda índole sean empresas familiares.

— No deja de ser irónico que el mayor triunfo del comunismo haya sido el de subir su cotización en la imaginería consumista capitalista. Sólo hay que pensar en la banalización de la imagen del Che. En el libro aseguras que Corea del Norte es kitsch para Corea del Sur.

Así es. Proliferan los restaurantes temáticos norcoreanos donde vas a comer precariamente, a escuchar marchas militares y a que te traten mal. Siempre están de moda las gafas a lo Kim Jong Il. Por otro lado empieza a haber grupos pop formados por refugiados, lo que en cierto aspecto tiene que ver con la canalización del drama del Norte…

Seúl, también conocida como ‘Tecnolandia’.

— ¿Qué piensas que sucedería en una hipotética unificación de las dos Coreas? Según las opiniones que recoges en el libro, se desprende que en el Sur, donde tienen muy presente el ejemplo alemán, nadie quiere que esto suceda.

«Yo creo que “humanitariamente” todos los surcoreanos desearían una sola península. Pero el Sur ahora está en otra cosa: en el dinero».

Corea se erigiría en potencia mundial. El Sur tendría que financiar la puesta al día de 22,5 millones de personas que no han visto un ordenador en su vida. Sería muy, muy difícil. Ahora bien: habría un vasto territorio virgen listo para ser explotado. También —esto es terrible, pero no seamos ingenuos— la gente del Norte sería explotada con salarios míseros. La Reunificación llegará, pero el Sur piensa a medio-largo plazo. Si algo se precipita, los movimientos migratorios serían masivos y desordenados. Además está la  pregunta del millón: ¿cómo reciclar a Kim Jong Il, el Juche, la mentalidad militar-songun? Es peliagudo. Pero tarde o temprano llegará.

Respecto a que nadie quiere que suceda, pasas por alto a la gente joven, que por odio a la política exterior de Bush ha desarrollado una extraña simpatía incondicional (e ignorante) por Kim Jong Il. Yo creo que “humanitariamente” todos los surcoreanos desearían una sola península. Pero el Sur ahora está en otra cosa: en el dinero.

— ¿Qué similitudes has encontrado entre las dos Coreas?

Ambas están hartas de Estados Unidos. En distintos grados de intensidad, claro está. En el Norte, todo el mundo, niños, mujeres o ancianos, está educado para matar americanos. En el Sur solo los más jóvenes tienen un sentimiento antiamericano, no tan exacerbado, por otro lado.

«De ahora en adelante nunca dejaremos de tener presente a los coreanos, especialmente cuando empecemos a tener robots, cosa que puede sonar a cuento de Asimov pero que llegará antes de lo que creemos».

— Corea del Sur es la sociedad tecnológicamente más avanzada del mundo, ¿no es extraño que sea una perfecta desconocida en nuestro país?

Sí que lo es. Supongo que se debe a que Corea vive en su propio universo desde hace mucho tiempo. Hasta hace un siglo era conocida como “Reino Eremita”. Yo creo que de ahora en adelante nunca dejaremos de tener presente a los coreanos, especialmente cuando empecemos a tener robots, cosa que puede sonar a cuento de Asimov pero que llegará antes de lo que creemos. Corea es el nuevo Japón. Al tiempo.

— La extendida frase “es que yo soy apolítico”, me hace pensar en términos como pobreza de espíritu y cortedad de miras. ¿Crees que la política puede volver a interesar a la gente?

Sí. La insolvencia de los políticos en determinadas materias de importancia fundamental para la vida de los ciudadanos está haciendo que ya no valga no saber del tema. El ciudadano habrá de ir recuperando el control de su vida política a medida que los políticos sigan desentendiéndose del asunto.

— ¿Podrías adelantarnos algo sobre tus próximos proyectos?

Estudiar. Tengo demasiadas lagunas.

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