En un momento de encrucijada en la industria de la música donde el popular cedé o posavasos parece abocado a pasar a mejor vida por culpa de las nuevas tecnologías mientras los nostálgicos del vinilo se reivindican como lo hicieran los demócratas de toda la vida durante la Transición, tres reputados musicólogos y contrastadas eminencias dentro los circuitos melómanos más eruditos de nuestro país, Marciano, Longino y Bienvenido, también conocidos como los hermanos Pizarro, han decidido salir de su ostracismo voluntario en el mítico Torreón para ejercer una labor pedagógica a través de las ondas hertzianas por medio de Melodías Pizarras (Radio 3, los viernes de 20 a 21 horas), un programa donde recuperan extintos formatos entre extrañas proclamas como “lo antiguo es mejor…!!! y más divertido!!!
Hay otros mundos, pero están en éste. Toda la vida acumulando vinilos cuan vejete con el síndrome de Diógenes, obsesionado malsanamente en poseer esa codiciada pieza que faltaba en tu colección con el consiguiente riesgo para las relaciones interpersonales, cuando llega un buen día en el que te das cuenta que todas esas compras furtivas estando en casa de tus padres, las posteriores discusiones con tus novias por la falta de espacio y los episodios de bochornosa pseudomendicidad con tus amigos eran un completo sinsentido. En fin, que descubres que tus totémicos vinilos ya no molan, que lo “guay” son los discos de pizarra. Sí, han leído bien: esos artefactos con microsurcos grabados en sellos arcanos generadores de melodías monoaurales olvidadas en la noche de los tiempos que uno pensaba que sólo interesaban a cuatro ermitaños especialistas en lenguas muertas. Sí señores, los malditos discos de pizarra están de moda. Porque claro, ¿quién puede resistirse a esas pegadizas tonadillas interpretadas por orquestas de nombres exóticos con cantantes pizpiretas al frente?
Así pues, en ‘elojocritico.net’, siempre pendientes de las últimas tendencias evolutivas o involutivas (como parece ser el caso) en cuanto a música se refiere, nos hemos puesto en contacto con los mismísimos hermanos Pizarro, responsables de este extraño fenómeno.
— ¿Podrían explicarnos en qué consiste Melodías Pizarras?
— Es un programa de radio. Un programa en el que se pone música muy bonita y muy antigua
— ¿Se consideran unos nostálgicos, se toman su papel como el de estandartes de una pequeña cruzada, ni lo uno ni lo otro? Por favor, dígannos de qué van.
— Nostálgicos para nada. Como no hemos tenido infancia ni juventud, no añoramos nada. Para nosotros todo es nuevo. La gente, la radio, las calles…
— ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de este formato?, ¿cómo es el mundo del coleccionismo de pizarra?
— El único inconveniente es que, aunque son eternos, no son irrompibles. Y pesan mucho. De hecho hay muchas personas que los llaman “discos de piedra”.
En cuanto al mundo del coleccionismo de pizarra, es un mundo muy raro porque se conoce a gente muy variopinta que realiza muy diversos oficios todos ellos relacionados con la chamarilería y la busca. Pero con todo y con eso, nos han comentado que es mucho mejor que el de los coleccionistas de vinilo.
— Sin duda. Los que nos compramos los discos básicamente por las portadas, estamos fuera de juego con la pizarra. Imaginamos que el formato de pizarra tendrá su propio componente fetichista.
— Efectivamente. Menos mal que nos quedan las galletas de los discos y sus fundas, en las que hay muchos elemento futuristas, con bombas atómicas, y cabezas positrónicas. En definitiva, la funda más humilde de papel de estraza resulta más bonita que ese formato que la gente usa para ahuyentar a las palomas.
— En su programa pueden escucharse jugosas anécdotas sobre los personajes implicados en estas grabaciones, ¿cuáles destacarían?
— De las que hemos contado hasta ahora, la de las chicas del coro de Celia Gámez, entre las que se encontraba Florinda Chico, que como gustaban más de rubio, se tenían que teñir con lejía y alguna que otra falleció.
De las que no hemos contado, todas las relacionadas con nuestro aspecto personal, como aquella vez que salimos a la calle por primera vez y pasamos la noche en comisaría por culpa de las pizarras.
— Aunque ustedes se encargan de transmitir un inequívoco espíritu lúdico en su programa, éste no deja de tener un marcado componente sociológico educativo, puesto que rescatar esas viejas grabaciones no deja de ser una especie de revisión de la historia de las primeras décadas del siglo pasado, ¿no les parece?
— Tiene usted toda la razón, aunque matizando, porque no entendemos lo del revisionismo. Nosotros siempre hemos sido así. Cómo le diríamos, diferentes.
«El mundo del coleccionismo de pizarra es un mundo muy raro porque se conoce a gente muy variopinta que realiza muy diversos oficios, todos ellos relacionados con la chamarilería y la busca»
— Nos consta que son celosos guardianes de su intimidad, pero se rumorea que – siempre bajo pseudónimos – ustedes son los responsables del celebrado seminario Musical Geographic. ¿Piensan retomar esa faceta de su labor docente?
— Eso es incierto. Son muchas las voces equivocadas o tendenciosas que nos relacionan con esas personas que usted menciona. Poco o nada tienen que ver con nosotros, si bien guardan cierto parecido físico con nosotros.
Nos los encontramos una vez en un yacimiento de pizarras y discutimos por un quítame allá un Raska-yú en estado E+. Como puede imaginar, hubo más que palabras.
— ¿Qué es lo más curioso que les han dicho a raíz del programa?
— Palabros como Friki o Nerd, que no sabemos lo que significan pero suponemos que es una cosa muy fea y hecha con mala intención.
— ¿Qué relación mantienen con los primeros espadas de la radiodifusión con los que se codean todos los viernes, les han dado algún consejo?
— Maravillosa. Son fenomenales compañeros, grandísimos profesionales que siempre tienen una buena palabra para ti y que si te tienen que dar la sangre te la dan.
— Teniendo en cuenta que su programa se ciñe a las canciones interpretadas en castellano, ¿no podríamos temer los oyentes por que se les agotara el material?, ¿piensan ampliar el abanico de su oferta?
— Acabarse es difícil porque son miles y miles los discos de 78 que atesoramos solamente en el torreón.
En cuanto a ampliar nuestro espectro, debemos reconocer que sí que nos gustaría. Hay muchísima música de otros estilos como Hawaiano, Calypso, Mussette, Hillbilly, rumano, africano…
Estamos abiertos a que la Casa de la Radio quiera dar a conocer toda esta riqueza musical.
— ¿Nos pueden decir cuáles sus grupos o intérpretes favoritos?
— Citemos tres: Elsie Bayron, Bonet de San Pedro y Luis Rovira.
— ¿Ven a los clubs más molones de nuestro país instalando gramolas en sus cabinas?, ¿se imaginan siendo los nuevos ídolos de la juventud más marchosa o ven más apropiada su oferta para el circuito de boites y residencias para la tercera edad?
— Sí, de hecho, nos sorprendería que no fuera así.
Además, estamos ya hartos de que nos llamen de las academias de baile de salón para actuar como jurado en los concursos, de animar verbenas y de pinchar en despedidas de soltero.
— Por último, aprovechen para hacer apología de su programa, para venderse, en el buen sentido de la palabra.
— “Lo antiguo es mejor… y más divertido”. Hasta que no nos quede claro esto, no iremos a ninguna parte.
Más información en: http://blogs.rtve.es/melodiaspizarras