Monster House es la mejor cinta de animación estrenada en lo que llevamos de año. Y creo no exagerar si la califico como pionera en la asunción de unos patrones estéticos y temáticos propios de un género, el de terror, apenas empleados hasta ahora en la animación. Es decir, que Monster House, aún siendo una cinta apta para todos los públicos, vendría a ser la primera de su clase rodada como si de cine de terror se tratase. Sin dejar a un lado el binomio aventuras-humor habitual en la animación de los últimos años, en Monster House hay guiños continuos a referentes cinematográficos del género de miedo. La casa encantada, el miedo a un vecino misterioso sospechoso de ocultar secretos terroríficos (me recordó a la disparatada No matarás al vecino, con Tom Hanks), las llamadas anónimas y amenazadoras al teléfono, la concurrencia de extraños sucesos en Halloween y algunos otros aspectos, como la ambientación y los movimientos de cámara, son deudores de un cine muy distinto al de animación.
Aunque acuda a estereotipos vistos ya en cientos de cintas de terror, la verdadera historia que se oculta tras esta monstruosa casa es bastante original y poco predecible.
Incluso, puestos a buscar más paralelismos, la tripleta de investigadores formada por estos preadolescentes recuerda a los entrañables Goonies, con perfiles muy distintos para cada personaje. DJ sería el más valiente y cualificado investigador; Croqueta, el amigo regordete, gracioso y poco partidario de ejercer de héroe a cambio de arriesgar el pellejo; y Jenny, la chica por la que ambos suspiran y quien pondrá algo de sensatez en el grupo. La propia caracterización de Nebbercracker, un viejo encorvado de rostro enjuto y temible y vestido con harapientos ropajes, también nos resulta familiar. Y el punto cómico se explota a través de pintorescos secundarios como el friki-pizzero Skull, un veinteañero especialista en videojuegos y cómics al que acudirán DJ y compañía para solicitarle consejo, la canguro Zee y su novio Bones o una pareja de despistados polis.
El tratamiento gráfico de Monster House demuestra que, en la animación digital, siempre queda margen para seguir sorprendiendo a cada nuevo filme. Al margen del magnífico tratamiento de las texturas, esta cinta sobresale por sus ágiles movimientos de cámara y una cuidada atmósfera perfecta para introducirnos en su propuesta de misterio. Pero la principal virtud de esta cinta dirigida por el debutante Gil Kenan, y apadrinada por el zorro de Spielberg y Zemeckis (que erró el tiro con Polard Express), radica en su magnífico e inteligente guión. Ni un solo reparo se le puede poner a esta historia de aventuras y miedo, capaz de resultar divertida por igual a niños y adultos. Aunque acuda a estereotipos vistos ya en cientos de cintas de terror, la verdadera historia que se oculta tras esta monstruosa casa es bastante original y poco predecible. Si quieren descubrirla, acompañen a DJ y compañía durante su singular aventura. La diversión está garantizada.
Otras opiniones…
Rosenrod, en Dioses y Monstruos: «Una historia para niños genuinamente incorrecta, de verdadero cuento de miedo de tienda de campamento, que no rehúye la posibilidad de inquietar, sin que venga un salvífico personaje a decir que, poco más o menos, no pasa lo que pasa».
Libertino, en ‘Libertinaje’: «Peli de terror animada lo suficientemente macabra como para acongojar a una pequeña criaturita del señor, llena de detallazos y, sobre todo, de buen cine, se convierte desde el primer visionado en un clásico instantáneo».