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Somos nuestras decisiones

Fotograma del filme.

El cine es más sabio y artístico cuanto sugiere, muestra o sugestiona que cuando adoctrina, moraliza y sentencia. Probablemente también se ajuste más a la verdad de su relato cuando crea a sus personajes e historias bajo esta premisa de honestidad. El cine de Icíar Bollaín parece evolucionar, y para bien, por esta senda de minimalismo argumental en el que se plantean preguntas sin ofrecer al espectador respuestas definitivas. Mataharis, su último filme posterior a la exitosa cinta de denuncia social que fue Te doy mis ojos, ahonda en esta vía más poliédrica a la hora de hablar sobre los personajes. Tres actrices (Najwa Nimri, María Vázquez y Nuria González) encarnan a otras tantas mujeres en diferentes etapas de sus vidas, distintas generacionalmente las unas de las otras, que han de tomar decisiones sobre cómo quieren que sea su vida o sobre cómo reconducirla en su situación actual.

Aunque sus historias sean pequeñas y estén pegadas a lo real como un neumático al asfalto, en ‘Mataharis’ se aborda desde la lucidez de la sugestión muchos y variados asuntos de contenido eminentemente humano.

Este asunto, el de nuestras decisiones ante encrucijadas concretas como cincel vital, parece estar presente en todo momento en la película. Un ejemplo de ello lo encontramos en el impagable diálogo entre el personaje de Nuria González, detective privado y compañera de trabajo de las otras dos protagonistas, con un cliente que le ha solicitado el seguimiento a su esposa de la que sospecha una infidelidad. Constatada ésta, el hombre, entre asombrado y abatido, se pregunta en voz alta: «¿Cómo ha podido hacerme esto?». La detective Carmen, a la sazón amiga del cliente, le espeta: «Lo importante no es si está o no con otro, lo importante es por qué».

Esta secuencia, unida a otras del filme, profundiza en otro eje argumental: el cómo una persona con quien se ha vivido durante años se nos puede revelar como un ser extraño y casi ajeno a nuestra existencia, constatando la crueldad de una soledad acompañada.

También se habla de la soledad de quien ha consagrado su vida al éxito profesional dejando un lado principios que habría defendido en un pasado no muy remoto. Así, Inés, la detective más joven del trío interpretada por María Vázquez, comienza a replantearse cómo ha llevado su vida hasta ese momento, y cómo quiere que sea en el futuro, cuando la duda le asalta en un caso donde el éxito de la investigación depende de anestesiarse todo escrúpulo moral.

En la historia de Eva (Najwa Nimri), a caballo generacionalmente entre los personajes de Inés y Carmen, la desconfianza, la incomunicación o la dificultad para perdonar asoman como los típicos síntomas que prologan el final de una relación. Como contrapartida, el combatirlos con sus respectivos contravalores, confiar, perdonar o sincerarse, se erigen como únicos antídotos posibles.

Queda claro por tanto que, aunque sus historias sean pequeñas y estén pegadas a lo real como un neumático al asfalto, en Mataharis se aborda desde la lucidez de la sugestión muchos y variados asuntos de contenido eminentemente humano. Quizá no llegue a la maestría, pero este nuevo trabajo de la realizadora madrileña la confirma como una voz más que interesante entre nuestros cineastas.

Título: Mataharis / Dirección: Icíar Bollaín. / País: España. / Año: 2007. / Duración: 95 min. / Género: Drama. / Interpretación: Najwa Nimri (Eva), Tristán Ulloa (Iñaki), María Vázquez (Inés), Diego Martín (Manuel), Nuria González (Carmen), Antonio de la Torre (Sergio), Fernando Cayo (Valbuena), Adolfo Fernández (Alberto), Manuel Morón (Samuel), Mabel Rivera (mujer engañada). / Guión: Icíar Bollaín y Tatiana Rodríguez. / Producción: Santiago García de Leániz y Simón de Santiago. / Música: Lucio Godoy. / Fotografía: Kiko de la Rica. / Montaje: Ángel Hernández Zoido. / Dirección artística: Josune Lasa.  / Vestuario: Estíbaliz Markiegui. / Estreno en España: 28 Septiembre 2007.

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