La Muestrya SyFy celebró este año su décimo aniversario congratulando de nuevo a amantes del género fantástico y a cinéfilos con una interesante selección de cintas en versión original a un popular precio en taquilla (3,5€ la sesión). La cita madrileña no descuidó sus géneros tradicionales y ofreció en su programación terror gamberro, anime nipón, zombis, cine oriental, algo de gore, thrillers con sello de autor, reestrenos de clásicos de la ciencia ficción y una apertura con una superproducción para toda la familia. Muchos de estos trabajos no llegarán a los circuitos comerciales convencionales, por lo que su visionado en Syfy constituye toda una primicia para los adeptos a estas propuestas que, en su mayoría, suplen con talento e ingenio su escasez de medios.
Leticia Dolera fue de nuevo la maestra de ceremonias y, por segundo año consecutivo, las proyecciones las acogieron los céntricos cines Callao. Paralelamente a la programación se organizó Exposyfy: un recorrido por míticos elementos de atrezzo usados en filmes de género expuesto en la Telefónica Flagship Store del 1 al 17 de marzo.
Desde elojocritico.net, así vimos algunas de las películas proyectadas en los Callao del jueves 7 de marzo al domingo 10.
‘Oz, un mundo de fantasía’
(G. del V.).- Como viene siendo costumbre en el festival, la elegida para para arrancar fue un mainstream. El último lanzamiento de Disney cuenta las aventuras de aquel que se convertiría en el mago de Oz antes de la llegada de Dorothy, una precuela que explica los orígenes de algunos personajes de aquella fabulosa tierra. El director, Sam Raimi, fue uno de los iconos del género en Estados Unidos en los 80 con Posesión Infernal. Aunque Oz, un mundo de fantasía poco tiene de espectacular a pesar del buen hacer de Raimi, se nota la influencia de Disney ya que el guión, personajes y desarrollo de la historia están muy limitados. Unas veces el director es el progenitor de la película y otras un mero tutor como es éste el caso. Se nota el porqué de la caída de Disney (únicamente frenada por hábiles movimientos como su asociación con Pixar o la compra de Marvel Comics): un nivel de producción espectacular, visualmente impresionante pero falto de emoción. Ésas son las principales características de Oz, un mundo de fantasía, que pasa sin pena ni gloria con un mero aprobado.
‘Kenshin, el guerrero Samurai’
(G. del V.).- Los personajes son todos prototipos en un guión que no guarda ninguna sorpresa: el guerrero que huye de su pasado y, en su peregrinaje, ayuda a doncellas en apuros para así enfrentarse a despiadados asesinos y villanos megalómanos (no falta el forzudo y bravucón luchador de turno). Aun así no aburre en ningún momento gracias a una estupenda dirección. Una gozada el uso de planos, narrativa, música, fotografía y excelente traslación a la gran pantalla de uno de los más famosos mangas. Destaca, sobre todo, la coreografía en las luchas (con espada, armas de fuego, a puñetazo limpio) que resultan sencillamente impresionantes.
‘Grabbers’
(G. del V.).- Si otros años elogiábamos el buen hacer de los ingleses con el humor negro, en una excelente combinación de gore y humor, este filme británico/irlandés no se queda atrás. Unas extrañas criaturas asedian un pequeño pueblo costero recordándonos aquellas míticas películas ochenteras que siempre nos arrancaban una sonrisa con sus monstruos y sus personajes entrañables. Grabbers retoma la vieja fórmula de un grupo que tendrá que sobrevivir a una noche infernal, mientras son asediados por extrañas criaturas y parapetarse en un bar a ritmo de cervezas y whisky. Un guion que demuestra la capacidad de los irlandeses para reírse de sí mismos.
(M.C.).- Película irlandesa que combina ciencia ficción y humor con la misma soltura que sus protagonistas, habitantes de una tranquila aldea pesquera, consumen whisky en el único pub del lugar. Precedida de una buena acogida en su gala nacional de premios cinematográficos, el trabajo de Jon Wright divierte con esa flema humorística tan propia de los británicos y, pese a contar con un desarrollo rutinario, no defrauda durante su sucinto metraje. Un survival autoparódico filmado con cuatro duros pero muy recomendable para amantes de estas tronchantes cintas en las que terror y humor se dan la mano.
‘Cockneys vs Zombies’
(G. del V.).- Delincuentes de baja estofa, junto a un grupo de jubilados, se ven enfrentados a un ejército de zombis. Al igual que en Grabbers la carcajada está asegurada con esta cinta (ambas merecedoras de un notable), con numerosos gags, situaciones y diálogos llenos de humor. También ambas cuentan con un nivel de producción y dirección por encima de la media: los efectos especiales y detalles técnicos están bastante cuidados. Si Grabbers intenta dar muestra del espíritu irlandés, Cockneys vs zombies hace lo mismo en versión londinense, ya que el término «cockney» se utiliza para denominar a la clase obrera en Londres. Los currantes de toda la vida que llevan viviendo generaciones en el mismo barrio no están dispuestos a ceder terreno ni ser expulsados, ni siquiera ante una plaga de muertos vivientes. Se agradece la corta duración de una historia que dura lo justo: no se hace pesada ni aburrida en ningún momento (a diferencia de Oz, un mundo de fantasía).
‘John Dies at the End’
(G. del V.).- Coscarelli (El señor de las bestias, Buba Ho-Tep) otro representante, al igual que Raimi, del cine fantástico por su Phantasm (donde «el hombre alto» destruía pueblos y profanaba cadáveres gracias a sus bolas de pinchos voladoras) vuelve a la carga con John dies at the end, que guarda bastantes similitudes con Phantasm, aunque en un tono más amable: extrañas criaturas que atraviesan portales y así llegar a nuestro mundo desde universos alternativos, para hacernos la vida imposible. Como explica uno de los personajes, el infierno no está en una especie de inframundo, sino que se encuentra entre nosotros, acechando, aunque sólo unos pocos son capaces de verlo, como la pareja protagonista, dos amigos que, gracias a una droga, serán capaces de ver el peligro que acecha a la humanidad y convertirse así en detectives de lo sobrenatural. El resultado final es una comedia muy recomendable para los amantes del género, llena de ingenio y bien llevada, una especie de Gran Lebowski a lo Lovecraft con toques de Donnie Darko. Cuenta con la participación de actores como Paul Giamatti o el siempre competente Clancy Brown (conocido sobre todo por su papel de Kurgan en Los Inmortales o de sargento cabrón en Star Ships Troppers).
(M.C.).- La cinta de Coscarelli, aun haciéndome caer en cierto letargo mediado su metraje, me pareció una original propuesta que hilvana terror surrealista con una alambicada historia repleta de guiños y humor no apta para amantes de lo convencional. El propio título del filme (John muere al final) ya da pistas de que lo ofrecido en pantalla no será nada usual. Sus protagonistas, dos jóvenes cazafantasmas colocados por la ingesta de una droga capaz de hacerles sintonizar con el inframundo, nos adentrarán en un relato no siempre fácil de seguir y en la aventura de ambos por salvar al mundo terrenal de su inminente fin.
‘Wolf Children’
(G. del V.).- De nuevo la Muestra vuelve a contar con una animación dirigida por Mamoru Hosoda (Summer Wars, La chica que saltaba a través del tiempo), que nos trae una historia que bien podría tratarse de una creación de Jiro Taniguchi (uno de los más populares escritores de manga, caracterizado por la fuerza emocional de sus relatos) visto sus temas claves: la importancia de la familia, encontrar tu propio destino, la niñez, adolescencia y madurez, la conexión con la naturaleza. Una cinta emotiva, llena de ternura, donde priman los sentimientos; no es tanto el destino final como el propio viaje lo que importa, las transformaciones de los personajes y lo que van compartiendo según avanzan juntos.
(M.C.).- Anime con esa estructura clásica tan del gusto de los realizadores nipones. Me agradó sin entusiasmarme esta cinta que habla de elecciones vitales, de amor materno, de la familia, de crecimiento y madurez personales dentro de una fábula en la que la elección entre humano y lobo se usa como metáfora de las encrucijadas que la propia vida nos presenta.
‘The Cabin in the Woods’
(G. del V.).- Un grupo de jóvenes decide pasar un fin de semana en una cabaña en el bosque, donde todo apunta a una inminente matanza. Sin embargo, nada es lo que parece. Cabin in the woods fue una de las sorpresas más satisfactorias del festival, el veterano Joss Whedon y un novato en la dirección, Drew Goddard, se han unido para realizar uno de los mejores homenajes que se han hecho al cine de terror. Utilizando todos los clásicos y tópicos posibles en este género consiguen un producto final que resulta de lo más original que se ha visto en mucho tiempo, convirtiéndolo en un filme imprescindible. Una cinta que va mejorando según avanza, no decae en ningún momento y contiene escenas memorables. Genial tanto en su planteamiento y desarrollo como en su sorpresa final. Habrá que seguir la pista a Drew Goddard, quien ya promete en éste, su primer largometraje.
(M.C.).- Para un amante del cine no especializado en el género, como quien suscribe, esta película es la que mejor responde a las expectativas que una muestra como Syfy pueda depararle. Una cinta metadiscursiva sobre el cine de terror y sus lugares comunes con un punto de vista de lo más original. Partiendo de una premisa convencional —un grupo de universitarios se van de juerga a una cabaña perdida en mitad del bosque—, Joss Whedon propone un juego: reírse de los clichés del terror al tiempo que rinde un merecido tributo a los más gloriosos referentes del género. Una especie de ‘El show de Truman’ del horror que hará las delicias de los cinéfilos especializados sin dejar de hacer reír y disfrutar a quien acuda con la mente abierta y con ganas de ver una propuesta tan fresca como divertida.
‘The Last Exorcism 2’
(G. del V.).- Aunque correcta en su realización, no aporta absolutamente nada; tan entretenida como olvidable. Su principal defecto es que recurre constantemente al susto fácil (imágenes y ruidos repentinos) más que a crear una atmósfera inquietante partiendo de un guión y personajes que interesen, resultando muy predecible.
Propuestas fallidas
En contraposición a algunos de los filmes anteriores, en los que te ríes ‘con’ ellos, en este caso te ríes ‘de’ Boneboys y Twixt, propuestas fallidas que pretenden ser tomadas en serio y sólo logran caer en el ridículo más espantoso.
‘Boneboys’
(G. del V.).- Kim Henkel que, al igual que Sam Raimi, fue responsable de una de las más míticas cintas del género (La matanza de Texas, de 1974) se cubre de gloria habiendo escrito el guión de Boneboys, una abominación donde directores y actores parecen haber sido poseídos por el espíritu de Leslie Nielsen: situaciones surrealistas, actuaciones histriónicas e historia absurda… Un disparate sin sentido en un intento de sobrecoger al espectador, pero que sólo consigue traumatizarle no por su violencia, sino por su ínfimo nivel de calidad final. Boneboys arranca como una historia de supervivencia de unos niñatos que se aventuran en barrios poco recomendables y va degenerando hasta alcanzar la putrefacción.
(M.C.).- Difícil hablar de esta película sin hacer una advertencia previa: ahórrensela si no quieren autoflagelarse durante la hora y media que dura este sinsentido cinematográfico revestido de cine de terror surrealista aliñado con gore. Producción nefasta, dislate de historia rubricada por el guionista de La matanza de Texas (el reclamo que hará picar a más de uno) y reparto a la altura de un conjunto que causa vergüenza ajena. Al recordarla, aún se me regurgitan los machacones planos nocturnos de la luna o los aéreos de las calles del barrio donde un grupo de jóvenes hallará el horror, así como los incautos espectadores que caigan en el error de ver semejante bodrio.
‘Twixt’
(G del V.).- Coppola decide mancillar sus años pasados de gloria, escribiendo, dirigiendo y produciendo Twixt: un escritor llega a un pueblo lleno de misterio, mientras intenta superar su atasco profesional, su alcoholismo y la muerte de su hija, todos elementos clásicos de numerosos thrillers. El problema está en que, a pesar de la excelente fotografía (lo más destacable del filme) y una correcta producción, el guión y personajes son de telefilme barato, digno de la hora de la siesta o de horario de madrugada. En lo que sí ha acertado Coppola es con la elección del protagonista: Val Kilmer, tan acabado y caduco en la vida real como el propio personaje al que interpreta.
(M.C.).- Apena ver al otrora maestro Coppola gastándose los ahorros en un telefilme como éste, vendido como una onírica historia de terror mezclada con estructura de thriller. No desentona en él un actor como Val Kilmer, perdido entre la morralla de infumables títulos de videoclub. La pobre niña Elle Fanning (Super 8) debió pensar que era una oportunidad rodar al lado del director de El Padrino o Apocalypse Now, pero al bueno de Francis parece habérselo ido de las manos esta película impropia de una carrera como la suya.